lunes, 13 de diciembre de 2010

El ejército más gay friendly del mundo


El Ejército israelí es un armario abierto • Cada vez son más los jóvenes y militares de carrera que deciden salir del armario • Es la primera institución que permite a las personas homosexuales registrarse como tales.

El Ejército de Israel tiene una de sus facetas menos conocida en su papel de punta de lanza de los derechos de las personas homosexuales y transexuales en sus filas, algo en lo que va por delante de la sociedad.

Considerado como uno de los más poderosos en el campo de batalla y en capacidad tecnológica, el Ejército israelí (Tsahal) figura entre los poco más de veinte en el mundo que permite servir en sus filas a personas que abiertamente declaran su homosexualidad.

En los últimos años asociaciones LGBT (de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) imparten conferencias y organizan talleres para que, desde el recluta recién llamado a filas hasta el comandante, conozcan cuáles son los principales problemas a los que se enfrentan los miembros de la comunidad dentro del Ejército.

"Nuestro trabajo es cambiar todo tipo de prejuicios a través de la educación. Solemos presentar experiencias personales y damos orientación profesional a soldados y comandantes", explica Yael Rabhon, directora de la organización Hoshen (Educación y Cambio), que coopera con las Fuerzas Armadas en un proyecto piloto.

Dentro del Ejército de Israel los homosexuales viven una situación ambivalente, pues en los últimos años cada vez son más los jóvenes y militares de carrera que deciden salir del armario al contar con el respaldo de la legislación castrense, que prohíbe expresamente y castiga cualquier tipo de discriminación.

Sin embargo, la homofobia persiste en un estamento caracterizado por la demostración de la fuerza, la hombría y otros estereotipos.

"Tu situación varía según la unidad en que sirvas, cada vez la gente es más abierta hacia los homosexuales pero todavía existen temores y mucha ignorancia", explica un soldado de 21 años que trabaja en una unidad de documentación. Este joven prefiere ocultar su homosexualidad a sus compañeros, aunque reconoce que "son casos aislados quienes tienen problemas por su condición".

Avner Dafni, director de la organización LGBT Camoni-Camoja (Como yo-Como tú), revela a un caso en el que soldados homosexuales fueron golpeados por sus compañeros en una operación en territorio palestino ocupado.

"Esto no ha salido a la luz porque las víctimas acudieron a nosotros y prefirieron que el Ejército lo resolviera directamente. Hablamos con los comandantes y los agresores pagaron por lo que hicieron", agrega.

En Israel las personas homosexuales no se pueden casar porque la ortodoxia judía -que sólo contempla la unión heterosexual- domina la legislación matrimonial.

Sin embargo, el Ejército es la primera institución que permite a parejas de gays o lesbianas registrarse como tales y tener el mismo estatus y derechos que una persona casada a la hora de recibir asistencias sociales y económicas", dice Amit Lev, portavoz de la organización Casa Abierta, que convoca anualmente a la marcha del orgullo gay en Jerusalén.

Lev cuenta el caso de un alto mando que falleció en 1996 de cáncer y su compañero sentimental recibió los mismos derechos que el Ejército otorga a una viuda en estas circunstancias. También se facilita a las personas que deciden cambiar de sexo completar ese proceso dentro de las Fuerzas Armadas.

"Si eres transexual y comienzas la transición dentro del Ejército, éste te puede cambiar de unidad y presentarte con el género que sientes que tienes", apunta Dafni.

En Israel nunca se ha prohibido formalmente realizar el servicio militar a gays, lesbianas y trans, principalmente porque el reclutamiento es obligatorio -tanto para hombres como para mujeres-, aunque antes de 1980 se destituía a militares que se sabía que eran homosexuales. En 1983 se reguló por primera vez su integración en el Ejército pero no su acceso a puestos destacados en la inteligencia.

Una década después, el primer diputado abiertamente gay, Uzi Eben, reveló que había sido destituido del cargo de oficial y se le había impedido acceder a determinados contenidos dentro de la inteligencia militar por la única razón de su condición sexual.

Su testimonio en el Parlamento en 1993 provocó una tormenta política y forzó al Ejército a cambiar las prácticas restrictivas a los homosexuales, que desde entonces han recorrido un largo trecho en defensa de sus derechos en las Fuerzas Armadas de Israel.

Con info de El Mundo
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WikiLeaks: la homosexualidad del principal sospechoso, utilizada por los homófobos


Considerado un auténtico héroe por unos y un traidor por otros, parece que Manning es abiertamente homosexual, y que incluso habría llegado a desarrollar un cierto grado de activismo LGTB. Y decimos “parece” porque es difícil separar la verdad de lo que podría ser una mera campaña de desprestigio (a ojos de cierto sector de la población, se entiende). Porque Manning también ha llegado a ser descrito como transexual, psicológicamente inestable, suicida y amante despechado, abandonado por su novio. Y -siempre según la prensa- esa orientación sexual no le habría hecho la vida precisamente fácil, y menos aún en un entorno como el ejército estadounidense, donde se veía obligado por la normativa del DADT a mantenerla en secreto.

Incluso el New York Times publicó un perfil de Manning en el que achacaba su actuación a una infancia y adolescencia difíciles, debido al acoso que sufrió primero por su carácter introvertido, apasionado de la informática, y más tarde por su homosexualidad. Esta hipótesis, no obstante, fue descartada y calificada como “totalmente repugnante” por Julian Assange, fundador de WikiLeaks. Según Assange, los motivos de Manning fueron bastante más nobles, de índole política e imposibles de reducir a un simple ejercicio de psicoanálisis. Muchos ven en esta caracterización de Manning un mero intento por desprestigiarlo, como podría estar ocurriendo con el propio Assange.

Al otro lado del espectro político, otros han llegado a achacar las acciones de Manning a un presunto odio hacia el ejército de los Estados Unidos por su política discriminatoria. No obstante, los que sostienen esta teoría no cuestionan una política represiva como es el DADT por semejantes efectos nocivos, sino que incluso reclaman su endurecimiento.

Sin entrar en valoraciones sobre la (siempre presunta) actuación de Manning, se trate o no de una campaña de desprestigio y sea cual sea su orientación sexual, resulta perturbador que sea utilizada como argumento contra todo un colectivo, y como justificación para mantener una política discriminatoria en vigor.

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“A los 13 años el Opus Dei me indujo a mortificarme con un cilicio” por ser gay y pecador


Entrevista con Jordi Petit, presidente de honor de la Coordinadora Gai-Lesbiana de Catalunya

El destacado y reconocido activista catalán por los derechos homosexuales y premio “Creu de Sant Jordi” del gobierno autónomo de Cataluña, Jordi Petit, todavía visiblemente emocionado por la muerte de su madre el domingo pasado, sacó ayer fuerzas de flaqueza para «revelar un secreto» que le atenazaba.

-Cuando iba a la escuela, en los Salesianos de la calle Rocafort 42, un día llegaron los guías espirituales de los grupos de revisión de vida del Opus Dei. Tras confesarles mi homosexualidad, me indujeron a mortificarme con cilicio (faja de cerdas o puntas de hierro que se ciñe al cuerpo como mortificación) en los brazos y chapas corona de botellas dentro de los zapatos para que me dolieran los pies al andar. Entonces yo tenía 13 años [era 1967], y estuve varios meses expiando lo que según ellos era mi pecado.

-¿No se lo dijo a sus padres?

-No me atreví. Decirles aquello significaba tener que revelarles mi secreto, mi homosexualidad. Además, no quería que se sintieran culpables por haberme llevado a aquel colegio. Por eso tampoco se lo comenté nunca, ni muchos años después, a mi madre. Por eso no lo he anunciado públicamente hasta que ella ha fallecido. Cuando veían que movía el brazo con dificultad, yo les decía que me lo había torcido o que me había dado un golpe.

-¿Cómo le afectó aquel dolor?

-Ese tipo de situaciones dejan una huella terrible en cualquier adolescente, te destrozan la autoestima. Lo que yo me pregunto ahora es cuántos niños tuvieron que pasar por ello durante el franquismo y si estas situaciones aún se dan en la actualidad en algunos centros religiosos. En aquella época, a una amiga mía también la indujeron a mortificarse con cilicio. En su caso, ¡por la salvación de Cuba!

-Y tras aquella y otras vivencias, ¿qué opina de la visita del Papa?

-La “Coordinadora Gai-Lesbiana” apoya a la plataforma “Jo No T’Espero” (Yo No Te Espero). Admiro la labor de los voluntarios de las parroquias y a Caritas, pero los obispos atacan los derechos civiles de nuestro colectivo y el Vaticano, con su prohibición del condón, condena a enfermar de sida a millones de personas, entre otras acciones negativas.

Oscar De Madrid
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Lesbianas palestinas en Israel


Rima Aboud examina la situación de las lesbianas palestinas que viven en Israel y en los territorios bajo la Autoridad Palestina. Confiesa que cuando se enamoró por primera vez de una mujer empezó a cuestionarse su sexualidad. Nunca había oído hablar de una mujer árabe homosexual, nunca había leído y nunca les había visto en la prensa. Ser mujer en una sociedad patriarcal es una lucha diaria por conquistar espacios de libertad más allá de las imposiciones sociales o familiares. La sociedad árabe-palestina tiene poca tolerancia, por no decir ninguna, ante la idea de la liberación de la mujer. Tampoco es fácil vivir en Israel, cuya sociedad prefiere no interferir en las formas de vida y en las tradiciones palestinas. La ONG Aswat ofrece un marco que permite a las lesbianas palestinas manifestar sus sentimientos y opiniones, compartir experiencias y transformar sus experiencias en acciones.

Mi nombre es Rima y soy la coordinadora de información y de publicación de la ONG de lesbianas palestinas Aswat. Estoy aquí en representación de mi organización para hablar sobre la situación de las lesbianas palestinas que viven en Israel.

Hay una creencia que por el hecho de vivir en un país occidental significa que estas protegida por leyes democráticas. La verdad es que, en el caso de Israel, no estas absolutamente protegida, ya que el propio país decide no mirar a las injusticias cometidas por tu propia sociedad, alegando que no quiere intervenir en las formas de vida y en las tradiciones palestinas.

Hace seis años, cuando me enamoré por primera vez de una mujer, empecé a cuestionarme mi sexualidad. Al principio, reprimí todo lo que sentía y elegí la única explicación lógica: que quería su espíritu independientemente de su sexo. El hecho de ser lesbiana no era algo que había considerado o que me había permitido parar a pensar.

Nunca había oído hablar de un árabe homosexual, nunca había leído y nunca les había visto en la prensa. Mi gran miedo era ser la única lesbiana árabe que jamás haya pisado este planeta. Sabía que no tenia ninguna oportunidad como lesbiana. No podía herir a mi familia. Quería estar a la altura de sus sueños y de aquellos de la sociedad, entonces, me casé.

Estaba ansiosa de conocer a alguien como yo. Estaba dispuesta a encontrarlas, leer sobre ellas y escuchar sus historias. Por aquel entonces, me jure que un día iba a contar mi historia, que iba a escribir un libro anónimo, para que la gente supiera de mi existencia y que viví esta vida como una mujer palestina homosexual.

Si lo hubiera sabido entonces, que después de un año de haberme casado, un grupo de mujeres empezó a reunirse y a dar el primer paso para mujeres como yo, mujeres que pensaban que eran las únicas mujeres en el mundo árabe. Esto me hubiera ahorrado noches sin dormir por preocupación y duda.

Aswat se inició cuando nueve mujeres decidieron que ellas no querían sentirse así nunca mas. Se dieron cuenta que si no se unían, habría muchas mas mujeres que arruinarían su vida a causa de la soledad o por rendirse a las normas exigidas a las mujeres por la sociedad. Nuestra organización se convirtió en un espacio acogedor y seguro para esas mujeres que estaban condenadas a vivir un rechazo continuo en sus propias casas.

Cuando les transmití a mis padres mi deseo de divorciarme y de irme a vivir sola se sorprendieron. No entendían porque prefería una vida solitaria a vivir en el calor y el confort de la casa paterna. Cuando me mudé, mi madre “liberal” vino a mi casa, “armada” con mi tío, y amenazó con forzarme físicamente a volver a casa si eso me iba hacer volver. Me pasé noches sin dormir y caminaba por la casa temiendo sus amenazas.

Sin hacer falta decirlo, mi madre estaba muy decepcionada y herida, y se negó a dirigirme la palabra durante un año entero. Obviamente, mi historia no es la mas dura de todas. Muchas mujeres sufren crímenes terribles y están siendo acalladas en sus hogares, por su propia familia y sus seres queridos.

Hace dos años, una mujer Drusa fue asesinada brutalmente en Haifa. Nadie sabía quien lo había hecho, pero se sabía que fue una matanza por honor, que significa que algún miembro de su familia se sentía avergonzado por algo que habría hecho, o no, y decidió matarla y enterrar la vergüenza que trajo a la familia. Su único crimen fue que alquiló un apartamento fuera de su pueblo. Otra fue obligada a huir de su hogar por causa de la violencia física constante que sufría. Se le prohibió abandonar su domicilio excepto para asistir a clases diarias. Aswat la acogió y le ofrecimos ayuda y apoyo. Hoy es una voluntaria nuestra y participa activamente de nuestros grupos de apoyo y cursos de ayuda.

Ser mujer en una sociedad patriarcal es una lucha diaria para conseguir nuestro derecho a vivir, a ser y a elegir. La sociedad árabe-palestina tiene poca tolerancia, por no decir ninguna, ante la idea de la liberación de la mujer. Aquellas mujeres que se desarrollan profesionalmente y consiguen ascender en sus profesiones son consideradas “rebeldes”. Así que ya os podéis imaginar como percibe la sociedad árabe-palestina a las mujeres que deciden explorar su sexualidad. Es un tema tabú en un entorno muy tradicional.

Aswat nace para dar respuesta a necesidad, que no es otra que la de hablar sobre sexualidad, en nuestro propia lengua, con gente que viene del mismo entorno, la misma realidad y que tiene las mismas experiencias. Hemos constituido el primer espacio seguro para mujeres homosexuales palestinas que residen en Israel y en los territorios ocupados. Somos el primer espacio seguro para mujeres homosexual palestinas en la comunidad Palestina en Israel y en los territorios ocupados.

Fundada en 2003, Aswat ofrece un marco que permite a las mujeres homosexuales palestinas oportunidades de manifestar sus sentimientos y opiniones, compartir experiencias y transformar sus necesidades en acciones. Brindamos servicios innovadores, formación y cursos de empoderamiento, apoyo y alcance hacia las mujeres gays palestinas en Israel, los territorios ocupados y al publico en general.

Nuestros programas y actividades responden a las injusticias sociales a través del alcance de acciones colectivas y el cambio social. Aswat cree en la justicia, igualdad y en la creación de nuevas oportunidades para facilitar el éxito en la las vidas de las mujeres.

La dirección de la oficina de Aswat es secreta. Solo lo saben organizaciones que están asociadas y fundaciones que nos apoyan. Sentimos que teníamos que proteger nuestras instalaciones por temor a ataques de radicales extremistas que piensan que fomentamos comportamientos inmorales y que desobedecemos el orden biológico de Dios. Hoy, seis años después de su fundación, Aswat puede ofrecer, no sólo un hogar, pero una nueva lengua y nueva literatura.
Todo lo que puedo decir es que nuestra realidad es una realidad desafiante, al ser una minoría nacional, somos mujeres en una sociedad dominada por el hombre y al mismo tiempo somos homosexuales, aunque no seamos del todo proscritas, somos rechazadas y muchas veces encarceladas en nuestros propios hogares.

Rima Aboud es Coordinadora de Información y Publicaciones de la ONG de lesbianas palestinas residentes en Israel, Aswat, con sede en Haifa.

Oscar De Madrid
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