miércoles, 9 de diciembre de 2009

Néstor saca al kirchnerismo del placard


No alcanza para saber si el oficialismo impulsará o no en el Congreso el proyecto de ley que habilita a dos personas del mismo sexo a contraer matrimonio. Pero casi. El jueves pasado, Néstor Kirchner se manifestó en privado a favor de la iniciativa que impulsa desde hace décadas la comunidad homosexual. En el día de su debut como diputado, el ex presidente se lo comunicó a un grupo de sus pares en una reunión informal que se realizó en el bloque del Frente para la Victoria.

“Quiero que sepan que estoy a favor del casamiento entre homosexuales”, dijo. Entre los diputados que lo escuchaban estaban Remo Carlotto, María Lenz, Adela Segarra y Juliana Di Tullio, la presidenta de la comisión de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia de Diputados. Di Tullio fue una de las impulsoras del proyecto de ley que, el mes pasado, naufragó en la Cámara baja antes de ser sometido a votación. Kirchner llegó acompañado por el jefe de la SIDE, Héctor Icazuriaga, y por uno de sus secretarios. Saludó a los presentes y se sentó en un sillón. Por alguna razón, el ex presidente se preocupó por dejar en claro su posición un rato antes de bajar al recinto para asumir, por primera vez en su vida, una banca en el Parlamento.

El propio kirchnerismo había trabado, un mes atrás, una propuesta a favor del matrimonio gay. Ahora, la señal en sentido contrario del jefe político busca, según interpretaron en el Congreso, impulsar proyectos que conquisten el respaldo del heterogéneo bloque de centroizquierda que acaba de ingresar a Diputados.

Según le dijeron a Crítica de la Argentina dos testigos presenciales, se trató de una charla breve que no excedió los cinco minutos. Kirchner explicó que su respaldo al proyecto era “político y filosófico” y sostuvo que estaba “basado en el derecho”. Según los diputados que lo escuchaban apeló a un razonamiento de sentido común. “No hay razón para que un sector de la población tenga más derechos que otro, el reclamo es absolutamente justo”, sostuvo.

En el oficialismo, consideran que el respaldo del ex presidente al reclamo histórico de la Comunidad Homosexual Argentina y la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans allanará el camino para que la mayor parte del bloque oficialista –hasta ahora remiso– se comprometa con la iniciativa. Según coinciden en las distintas bancadas, el matrimonio entre personas del mismo sexo es uno de los temas –no son muchos– en los que la posición no viene prefigurada por la pertenencia a un espacio político sino por la formación ideológica y religiosa.

El proyecto se frustró el mes pasado cuando el oficialismo se negó a aprobar el dictamen en la comisión de Legislación General, que presidía Vilma Ibarra, una de las impulsoras del proyecto. Allí, el Frente para la Victoria contaba con más de la mitad de los miembros de la comisión, pero pocos estaban de acuerdo con modificar los artículos del Código Civil que se refieren al “matrimonio entre hombre y mujer”. Por esos días, el argumento oficialista era que sería rechazado en el recinto. “Cuando nosotros llevamos un proyecto al Congreso es porque se aprueba”, le dijo entonces a este diario un legislador oficialista.

En realidad, en los distintos bloques del Congreso son más los que rechazan el matrimonio gay pero se pronuncian a favor de la unión civil, vigente en la Ciudad y en algunas del interior. Las diferencias no son pocas: el casamiento habilita el acceso a la adopción, la pensión en caso de fallecimiento, el crédito conjunto, la herencia, el régimen patrimonial, la licencia por enfermedad del cónyuge y otorga ventajas impositivas. De cualquier manera, el respaldo “político y filosófico” al que se refirió el santacruceño se inscribe en una estrategia de mediano plazo que tiene en la mira a las bancadas de la centroizquierda.

La nueva coyuntura puede llevar al oficialismo a presentar propuestas más allá de que logren o no su aprobación. Eso marcaría el surgimiento de un kirchnerismo de corte testimonial que se manifieste a favor de ciertas causas y responsabilice a la oposición por el fracaso de iniciativas progresistas. Un kirchnerismo con poco de Kirchner.

Un reclamo y los intereses políticos

Los tiras y aflojes alrededor del matrimonio homosexual estuvieron desde sus comienzos atravesados por los enfrentamientos políticos. La disputa se aceleró luego de febrero de 2007, cuando la Justicia comenzó a analizar los primeros recursos de amparo presentados por las parejas que buscaban casarse. Cuando el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, sorprendió a propios y ajenos con la decisión de dejar sin apelar un fallo a favor del matrimonio gay, la tormenta política se instaló en la ciudad.

Los sectores de PRO identificados con el pensamiento de la Iglesia Católica elevaron sus quejas, al igual que el propio cardenal Jorge Bergoglio. Sin embargo, una presentación de abogados católicos volvió a trabar la autorización judicial. Y esta vez el gobierno porteño evitó interceder. El kirchnerismo porteño aprovechó para acusar a Macri de lavarse las manos en un acto donde estuvieron la legisladora electa María José Lubertino y los diputados nacionales Remo Carlotto y Claudio Morgado. Nadie recordó entonces las trabas que el propio gobierno nacional había sembrado contra el proyecto en el Congreso.

Diego Genoud
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