sábado, 20 de septiembre de 2008

Censuran a Jaime Bayly


Miami – (Critica)

El peruano Jaime Bayly tiene una semana difícil. Primero fue censurado por la dirección del diario El Nuevo Herald de Miami, que decidió no publicar su habitual columna de los domingos por “contenido inconveniente”. Después, no pudo terminar la emisión del lunes de su programa El francotirador, que se emite por el canal Mega TV de la misma ciudad, porque denunció en cámara que no le aumentaban el sueldo.

Esa noche, mientras el programa se difundía en vivo en todos los Estados Unidos, Bayly la emprendió contra el excesivo frío que tiraba el aire acondicionado, y después contra la decisión de la cadena de congelar su salario. Según dijo, en un párrafo de su contrato estaba estipulado que en agosto debía recibir un aumento de sueldo, cosa que no se produjo.

El periodista decidió entonces desahogarse ante la audiencia, sin obviar detalles como que –según su propio relato– la cadena había anunciado recortes para todos los contratos sin atender a que “el único contrato que no debería haberse tocado es el mío, porque mi programa le dio a esta emisora cierto prestigio que no tenía”.

Dicho esto, a Bayly no se lo vio más en pantalla. Fue reemplazado por una larga tanda comercial y luego por la segunda media hora del programa del viernes anterior. Ya en aquella emisión, el periodista estaba en pie de guerra: dijo al aire que si no lo habían amedrentado Hugo Chávez ni Fidel Castro, mucho menos lo harían los directivos de un canal de televisión.

El dardo era para Raúl Alarcón Jr., el empresario cubano-americano propietario de Spanish Broadcasting System, la empresa que maneja el canal. Si bien durante el censurado programa del lunes Bayly comenzó disculpándose con Alarcón por sus dichos del viernes (calificó de “exabrupto” sus declaraciones y trató al empresario de “amigo”), la cosa no tardó en ponerse caliente cuando, casi inmediatamente, le recordó a su jefe que él no era su “esclavo” y que mientras él escribía libros, el poderoso Alarcón se dedicaba a controlar empresas.

En cuanto al episodio con El Nuevo Herald, el periódico decidió no publicar el domingo último su columna semanal, porque, entre otras cosas, confesaba que sufría impotencia sexual debido a los somníferos que toma como paliativo de la profunda depresión que atraviesa. En uno de los párrafos, Bayly escribió: “No ignoro que corro ciertos riesgos mezclando tantos barbitúricos que me han vendido sin prescripción. Pero encuentro cierta belleza mórbida en el hecho de tragar las pastillas y no saber si será la última noche…”.

Aunque acaso lo más fuerte sea la frase siguiente: “Por eso, cuando me fui a dormir, me sentía un pedazo de mierda, un inútil, un comatoso sexual, un impotente a los cuarenta y tres años. Tuve que tomar más pastillas que las acostumbradas para evadir la realidad…”. En el final del artículo, Bayly se refirió a lo frustrado que se siente al ver postergado su deseo de volver a ser padre: “Sólo me da pena porque estaba ilusionado con tener un hijo con Sofía. Ella es mi última esperanza. Ella o alguna pastilla que me despierte del coma sexual. Ruego auxilio a los médicos amigos”.

En la columna contó cómo le va con su novio argentino, las conversaciones telefónicas que mantiene con su madre o la relación con sus ex mujeres. Con 42 años, dos hijas, más de 20 años de televisión, varios libros publicados y un largo registro de confesiones públicas, el polifacético animador es, desde siempre, un personaje controvertido.

Además de contar, con pelos y señales, detalles de su intimidad, Bayly demostró en el último tiempo que es capaz de cualquier cosa en cámara: puede comentar el juicio al ex presidente peruano Alberto Fujimori tanto como confesar que debe mucho dinero, opinar sobre el secuestro y liberación de Ingrid Betancourt, vender hamburguesas en plena calle junto a Beto Ortiz (otro presentador peruano), entrevistar a su propia madre, expresar arrepentimiento por haber ayudado a un político a ganar una elección o pelearse en público con el padre del jugador del seleccionado peruano de fútbol Claudio Pizarro.

Lo cierto es que nada de lo que hace pasa desapercibido ni le evita consecuencias desagradables: otro futbolista nacido en su país, Paolo Guerrero, lo amenazó con demandarlo penalmente debido a que Bayly ventiló supuestos actos de indisciplina ocurridos en la concentración del seleccionado peruano en noviembre de 2007, cuando el combinado recibió en Lima a su par de Brasil por las Eliminatorias.

Otro juicio millonario en su contra es el que lleva adelante Laura Bozzo, una conductora de televisión, que le reclama el pago de 5 millones de dólares acusándolo de calumnia, fraude y falsedad. ¿Qué dijo Jaime de la señora Bozzo? Que tanto ella como su productora pagaban a panelistas falsos para que mintieran en el talk-show que Bozzo conduce.

Y eso no es todo para Bayly y su mala fortuna: en los últimos tiempos, El francotirador, que mandaba en los números del rating y alguna vez ganó su franja con un programa grabado, vio disminuidos sus guarismos.

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