jueves, 24 de noviembre de 2005

Sandra Mihanovich


Quienes tengan edad suficiente recordarán una publicidad de cigarrillos dirigida por Luis Puenzo en la que Sandra cantaba su primer hit: "Mucho tiempo", compuesto por su hermano Vane, el primer músico que la proveyó de repertorio. Porque así lo fue armando en adelante, conocía a alguien que le interesaba, escuchaba atentamente y después pedía permiso para interpretar sus canciones. En el principio eligió lo que escuchaba en su casa, en esas veladas musicales en que los Mihanovich hacían gala de su tradición jazzística. Su tío Sergio, por ejemplo, compuso temas que cantó Bill Evans. Y a su abuelo Raúl lo conoció por los cuentos de Antonio Carrizo, quien solía presentarlo cuando componía el cuarteto Black Birds, que no eran negros pero cantaban con éxito en Radio El Mundo. Por eso, en su primera presentación profesional eligió dos temas en inglés que se escuchaban en su casa, dos de Joan Manuel Serrat y uno de Gershwin, que interpretó junto a su madre.

"Yo había soñado desde chica ser actriz, desde que estuve una vez con mi abuela en Estados Unidos, con la comedia musical. Por eso me encantó cuando trabajé con Pepito Cibrián en una comedia musical que se llamó "Aquí no podemos hacerlo". El pianista de esa puesta era un pibe jovencito que se llamaba Alejandro Lerner. Me acuerdo que un día llegué al teatro y él estaba en el piano. "Che, qué bueno eso, ¿qué es?", le pregunté, y él, "nada, es un tema mío". Después terminé incluyendo en mi primer disco "Cuatro estrofas", de Lerner", cuenta.

Que fue el mismo en el que estaba "Puerto Pollensa". ¿Con ese tema también te cruzaste de casualidad?

Sí, las cosas se fueron dando. Doria me invitó a una reunión de bienvenida que le hacían a Marilina (Ross), que empezaba a volver calladamente. Yo la admiraba, sabía que era una actriz de la hostia y punto. Pero bueno, la escuché cantar ese tema y se lo pedí. Y fue un éxito impresionante. O alucinante, sobre todo para los gorditos de gafas que aprendieron a hilvanar sugestivas interpretaciones por lo bajo.

Muy bostera. Con esas palabras, ni una más ni una menos, define Sandra a su corazón futbolero. Como buena jugadora de hockey que fue, le encanta el fútbol, va a la cancha y el último domingo respiró aliviada por el milagroso empate de Boca que impidió que pase toda la semana amargada. Ahora ya no practica deportes. A veces, de vez en cuando, juega al tenis. Pero se confiesa vaga para la actividad física, prefiere ver partidos por la tele.

"En realidad, el deporte me abrió muchas posibilidades cuando era chica, yo ni siquiera sabía que podía correr la primera vez que me hicieron una prueba. Pero después resultó que jugaba bien, y lo hice hasta que empecé a cantar, sentía que las dos actividades no eran compatibles".

¿Por qué?

Por los tiempos, por un lado. Pero además sentía que cuanto más jugaba más me parecía a un futbolista. Y esa no era la idea estética que tenía de una cantante. Me pareció que tenía que abandonarlo si quería dejar de sentir el cuerpo como un bloque de hormigón armado.

Su mejor amiga fue su madre hasta los catorce. Después, las cosas se complicaron. Había algo que no podía decir, no podía explicar, no sabía cómo. Entonces cortó por lo sano y pidió hacer terapia.

"Era mi mamá y yo era una adolescente, siempre es difícil hablar de ciertas cosas con tu mamá".

-¿Se trataba de asumir tu sexualidad?

Hice varios años de terapia, y sí, lo más interesante que descubrí fue que el objetivo no era tener una opción sexual en particular sino ser feliz. Y a partir de que tuve eso claro pude ser un poco más feliz. Pero ese es un tema al que le escapo. Básicamente, por los prejuicios. Esta es una sociedad muy prejuiciosa y no quiero que mi sexualidad me anteceda, quiero ser una persona que canta, qué sé yo. En un momento eso se convirtió en un monotema y entonces le escapé. Porque aunque ahora hubo gente que habló de su homosexualidad, como Juan Castro u otros, ellos vinieron veinte años después.

Y además, son varones...

Es cierto, pero para mí, una vez que estuvieron las cartas sobre la mesa fue más que suficiente, fue placentero, estuvo bien, siempre evité hacer bandera o apología sobre el tema.

Sin embargo, en la elección de algunos temas pareció haber cierta necesidad de expresarte...

Fue circunstancial, las cosas fueron sucediendo desde otro lado, no es que yo haya elegido un camino, no me lo propuse. Soy una mina franca, las caretas no me rinden. Pero tampoco te puedo decir que, por ejemplo, elegí cantar "Soy lo que soy" para decir algo. Simplemente la escuché en una discoteca gay de Brasil y me encantó. Hice algo que me juré que nunca haría, traducir una canción. Pero ya ves, los nunca y los jamás nunca se cumplen.

Y "Soy lo que soy" se transformó en un himno.

Sí, pero también porque era una época -1984- en que todos queríamos cantar eso y que no nos rompieran las pelotas. Pasaba por reivindicar querer ser lo que se te canta. La verdad, me di cuenta de lo que había hecho cuando me vinieron a hacer los reportajes y veía esa suspicacia del qué quiso decir con ese tema. Igual que con Celeste, no lo pensamos cuando hicimos la gráfica del disco Mujer contra mujer, te diría que fue básicamente un blooper. No calculamos nada, supongo que lo hicimos de brutas, nada más.

¿Creés que ganaron o perdieron público con esa exposición?

Supongo que ganamos y perdimos. Indudablemente cambió la historia.

Fue la primera mujer en llenar un Obras, el templo del rock, cantando su repertorio de baladas románticas, más alguno que otro tema en el que los productores no confiaban demasiado. "Yo como cantante busco variedad, más ahora que ya confío en que tengo una manera de cantar, un estilo. Entonces me animo a tomar cualquier canción que me guste y hacerla a mi modo."

La década del 80 fue su época de oro, comenzó a grabar un disco por año, dejó de actuar porque las giras y las grabaciones le exigían dedicación exclusiva y eso era lo que ella quería. El auge empezó, como para muchos músicos de su generación, cuando después de la Guerra de Malvinas las radios dejaron de pasar música en inglés.

"Cuando grabé por primera vez, adelante mío le dijeron a mi productor que las mujeres no tenían éxito, era algo que se suponía. Pero yo siempre luché por cambiar los roles previamente asignados."

Después llegó su asociación con Celeste Carballo, y fue el encuentro de dos potencias en el momento en que más distintas eran. Celeste puro rock, casi punk, y Sandra, como mucho, había pasado de las baladas a canciones más rítmicas. Pero lo que empezó como una temporada de verano se extendió por cuatro años, con escándalo mediático en el medio y un Juan Alberto Badía colorado y refunfuñando frente a la explicación de lo que significaba Mujer contra Mujer. Después llegó la década del '90, el fin del dúo y el comienzo de las dificultades.

Y estuviste muchos años sin grabar...

Seis. Fue una época complicada. Siempre estaba cantando igual. En giras por el interior, por el exterior. La historia tiene un peso específico que sostiene el laburo que una sigue haciendo. Pero ahí, otra vez como lo de la sexualidad, es una cagada que tu vida sea exclusivamente tu historia. Es como estar medio muerta. A mí me hace feliz tener una historia grosa, compartida con muchos, pero la cuestión es cómo hacer para abrirles un espacio a las canciones nuevas en medio de esos viejos monstruos que todos te piden que cantes porque para todos significan algo.

Hizo una comedia musical para niños con canciones de María Elena Walsh, un programa de radio con su hermano, ganó un Martín Fierro conduciendo un programa de videos para Much Music. No llegó a tener problemas de dinero. De alguna manera, dice, siempre zafa. No porque sea ordenada, de eso ni hablar. Siempre está intentando poner las cosas en orden pero antes de que lo logre los objetos se hunden otra vez en el caos.

Tiene 46 años y se reconoce parte de una generación activa a pesar de los golpes. "Qué sé yo, siento que andamos por ahí haciendo cosas. Como ejemplo te diría que la arquera de mi equipo de hockey era Patricia Bullrich."

Ella sigue tan lejos de la política como estuvo siempre, aunque la curiosidad la lleva de revista en revista tratando de enterarse de todo. De la misma manera que husmea en la música para saber en qué anda el resto del mundo, aunque la cantidad de géneros disponible la tenga un poco perdida -"ni siquiera me sé los nombres, trash, gore, pin, pun, pan"-.

Sandra ha sido capaz de saltar sobre las vallas de los prejuicios, por ser hija de, cantante romántica, lesbiana...aunque jamás haya usado esa palabra. Más allá de todo, y aunque le pese su historia, ella es lo que es.

Marta Dillon

6 comentarios:

Anónimo dijo...

me gusta muchisimo esta cantante, tengo el placer de haber asistido a su debut en Aqui no podemos hacerlo, hace mil años y desde ahí segui su trayectoria

Anónimo dijo...

Te hago una consulta, el tema Whisky que dice POR y no dice mas nada, por quien es? quien lo interpreta, se llama whisky? Agradeceria me contestes. Saludos !!

Fabian dijo...

POR es Pequeña Orquesta Reincidentes, y el tema es parte de la banda de sonido de la maravillosa pelicula uruguaya Whisky.
Si no la viste te la recomiendo!

Fani Gay dijo...

La publicidad en la que Sandra cantaba (Falta poco tiempo)era de Jockey, pero no me acuerdo el año ¿alguien sabe?

Anónimo dijo...

la publicidad es del 76!

Anónimo dijo...

El que hacía de pareja de Sandra en la publicidad, en la que volvían de un aeropuerto en auto era un jovencísimo......Julio Chávez.
(videoclip pionero)
Hacía un tiempo había hecho la película No toquen a la nena.....